Detrás de cada franquicia hay un emprendedor

Es muy habitual escuchar que hay que apoyar al pequeño comercio frente a las grandes superficies y todos, o casi todos, nos imaginamos ese pequeño comercio como  la tienda de toda la vida de barrio regentada por un vecino entrañable. En este ejercicio de imaginación siempre dejamos fuera a las franquicias que se meten en otro saco, un saco más impersonal y lejano, que no es el de las grandes superficies pero que se le acerca mucho ya que no las sentimos como propias.

La realidad es que si dejamos a un lado las franquicias que requieren de una importante inversión, muchas franquicias no dejan de ser tiendas de barrio regentadas por gente de la zona que da empleo a trabajadores locales. Son modelos de negocio en muchos aspectos iguales a los tradicionales ya que tienen al frente a un pequeño o mediano inversor que se autoemplea y/o da trabajo a una o dos personas. No dejan de ser apuestas de comercio con una forma de distribución en trastienda diferente a la habitual entre proveedor y cliente pero que en todo lo demás se parecen mucho al pequeño comercio tradicional ya que tienen al frente a un emprendedor que arriesga su capital, proporciona riqueza y trabajo en el sitio en el que se instala y, pone tanto esfuerzo e ilusión como el que más en que su negocio salga adelante.

Por todo ello y al hilo del post anterior, debemos estar orgullosos de ser franquiciados y defender las franquicias porque también son generadoras de riqueza y potencian la oferta comercial de la zona, haciéndola más internacional, más económica y más variada.

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