Muchos franquiciadores se preguntan qué resulta más interesante: si apostar toda la expansión a la franquicia o si reservarse como propios algunos de sus negocios.
Como todo en la vida esta decisión tiene sus pros y sus contras los cuales convienen analizar para poder decidir lo más adecuado para la expansión de nuestra empresa.
Antes de meternos en materia, es fundamental hablar de los pros y los contras de cada opción. Franquiciar significa dejar en manos de un “socio” “parte” de nuestro negocio. Esto nos puede suponer reducción de problemas y preocupaciones que traen consigo la operativa diaria. Así a bote pronto se me ocurren los problemas con la gestión de personal, uno de los grandes caballos de batalla de las empresas. Otro punto importante es que permiten acceder a mercados que no dominamos y en los que ese importante contar con la presencia de un socio local y también es muy valorable el hecho de que se nos proporciona una posibilidad de expansión a coste reducido. El hecho de tener franquicias también supone reducir ciertos riesgos. La central franquiciadora se convierte en la unidad mínima imprescindible que teje una red que puede aumentar o reducirse en función de las circunstancias económicas sin que los cierres de unidades afecten a la misma de una forma tan dramática como si fuesen propios. Por el contrario, dejamos parte de nuestra empresa (la parte que se refiere a nuestra imagen de marca) en manos de un tercero y vemos limitada nuestra obtención de ingresos ya que ganamos menos que si explotásemos la empresa directamente.
En muy resumidas cuentas, simplificando quizás demasiado, se gana menos y se delega más (con todo lo positivo y negativo que esto implica)
Las unidades propias por el contrario, implican un mayor desembolso de implantación y de cierre (si se da el caso) generan todos los problemas derivados de la operativa del negocio. Aquí los ingresos son más elevados y tenemos un control absoluto del negocio ya que las cosas se hacen tal y como decide la central.
En función de las características de nuestra empresa hay que decidir qué opción pesa más e inclinarnos por una opción u otra o, lo que a nosotros nos parece más recomendable en la mayoría de las ocasiones, una fórmula intermedia.
En Centro Franquicias creemos que es importante tener dos o tres unidades propias porque se pueden considerar como los “buques insignia” de nuestro negocio: avalan nuestra trayectoria, y son ejemplos a seguir. El resto de expansión dejarla para la franquicia que, si se lleva a cabo de manera firme, ordenada y tutorizada por profesionales que sepan lo que hacen, es garantía de éxito ya que se trata de una fórmula de negocio que, bien llevada, permite crecer de una manera cómoda y rentable.