Es frecuente encontrarnos con empresas que dicen ser franquicia y que luego no tienen de franquicia absolutamente nada, salvo el nombre (que se lo ponen ellas, claro) Es un problema que trasciende más allá de la mera denominación y que tiene importantes consecuencias.
Para ponernos en antecedentes, la situación es la siguiente: aprovechando la escasa regulación legal sobre el sector que existe en España muchas empresas se comercializan con esta denominación pero una vez que se rasca la superficie uno se encuentra con negocios que poco o nada tienen que ver con la franquicia.
¿A qué se debe este empeño de poner “franquicia” como apellido? Fundamentalmente a dos motivos: por un lado al tirón comercial que hoy en día tienen las franquicias, las franquicias están de moda, y por otro, más práctico, por lo que tiene de lucrativo para estas supuestas centrales franquiciadoras ya que así justifican cobrar los cánones y royaltis que se asocian al concepto de franquicia.
Nos encontramos pues con franquiciados que tienen una franquicia (o con esa denominación la han comprado) y que por ejemplo no han recibido formación o no se les ha transmitido un Know how pero a los que se les ha cobrado un canon de entrada, unos royalties, etc… para un concepto de negocio que podría haberse solventado con un mero contrato de distribución que no hubiese implicado esos desembolsos.
Tenemos un problema muy habitual que devalúa el sector ya que muchos de estos casos estos franquiciados acaban en los tribunales perjudicando ante el público en general el concepto de la franquicia, una fórmula de negocio excelentemente pensada y que bien ejecutada genera beneficios para ambas partes, franquiciador y franquiciado.
Este es uno de los motivos por el que numerosos profesionales del sector de la Consultoría, abogan por una regulación de este sector ya que una legislación clara reduciría la litigiosidad y contribuiría a fortalecer la institución de la franquicia fundamentalmente limpiando su imagen, en muchas ocasiones denostada en los medios de comunicación por las malas experiencias de empresas sin escrúpulos.
Este año 2017 que entra tenemos que pedir a los Reyes Magos que tomen cartas en el asunto ¿nos harán caso?